Seguir este Blog

martes, 26 de agosto de 2025

Triste pero cierto

 

La humanidad es tan compleja; que veo gente diciendo que quieren ser felices y haciendo todo para no serlo. Viviendo en busca de conflictos, urdiendo para encender hogueras de odio, tratando de generar rencillas y motivar agresiones.

Por un lado están quienes parece que se esforzaran por hacer que las realidades no sean lo que son. Todo porque nos afecta que descubran nuestros sentimientos, lo sentimos como un tipo de debilidad. Es así que los enmascaramos con todas los recursos que tenemos. Por más tristes que estemos nos presentamos como felices; por más necesitados, nos presentamos como pudientes; por más problemas que tengamos, siempre aparecemos como que todo está bien. Eso nos impide encontrarnos con la ayuda oportuna, con la solidaridad del otro, con la comprensión de lo que somos y por lo que pudiéramos estar pasando.

Claro, es más fácil culpar al mundo por su incapacidad de comprenderme; que aceptar que hago todo lo posible para que no lo hagan. Cuando los demás leen nuestros comportamientos ambiguos, nos ofendemos con su lectura; pero no somos capaces de comprender que algo estamos haciendo para que ellos saquen esas conclusiones erróneas.

Otras veces estamos agrandados, aunque no le hayamos ganado a nadie y comenzamos a sumar enemigos sin necesidad. Con palabras salidas de tono, con opiniones sobre lo que no debemos opinar, con comentarios desatinados y ofensivos que provocan molestias en los demás. Muchas veces nos falta la prudencia para callar. Otras nos falta tacto para decir lo que pensamos sin ofender. En algunas nos exageramos en mostrar nuestra posición como si fuese una palabra indudable, totalmente cierta, sin posibilidad de error.

Muchas otras situaciones, encontramos que nuestro comportamiento traiciona nuestro deseo; y por querer mostrarnos como superiores, terminamos “pelando el cobre”; como ese "pobre, inculto, impreparado" que se ve abocado al éxito, no puede con él y necesita un discurso prepotente para escudar su ontológica inseguridad de estar en un lugar cree él no le pertenece. Parece que se hiciera todo para caer mal, para ser rechazado, para no encajar. Se presenta como alguien que fastidia cada vez que abre la boca, pues no reconoce que debe estar agradecido con su estado actual, que es más saludable establecer puentes, aprender del contexto, que generar odios, consentir resentimientos, ahondar abismos.

No falta el que se escude en la fe para hacerse insoportable. El que en nombre de Dios rechaza, excluye, señala. Ese que dice ser cristiano pero en realidad es un fanático de su propia idea de Dios que es casi siempre un Dios que espía y castiga a los hombres que no son como a él le gustan. Esos que, olvidando que la fe es una manera de vivir y no un fetiche en el que esconderse, se atrincheran para humillar a los otros y se olvidan que tenemos que ser hermanos de todos.

Aléjate y toma distancia de las personas que te hacen daño

 

He oído en repetidas ocasiones que los problemas son lecciones que debemos aprender, detrás de cada dificultad hay bendiciones y debemos darle gracias a la vida porque nos permite enfrentar vientos en contra y nos posibilita pelear batallas duras, difíciles. Recuerdo que un amigo al oír una de estas expresiones gritó: ¡Entonces estoy haciendo un doctorado en eso, porque que pocotón de problemas los que tengo por estos días!

Creo que aprendemos mucho de estas situaciones que nos hacen sufrir; de esas que nos duelen y no quisiéramos tener. También me parece que tendríamos que trabajar más en el cómo hacer que esas experiencias duras, difíciles, se vuelvan trampolín para llegar a estadios mejores de nuestra vida. Hoy quisiera reflexionar eso con ustedes:

1. Reconocer las dificultades y los problemas que tenemos, pues nada hacemos negando la realidad y tratando de huir de ella. Si tenemos una situación dura, lo primero que debemos hacer es aceptarla. Tomar conciencia de qué es realmente, cómo se produjo, qué actores están presentes y por qué, cómo puedo solucionarla. No culpes a nadie. Encontrar culpables no soluciona los problemas; a veces lo que hace es agravarlos. Es bueno ver quiénes son los responsables, para ver qué se puede hacer; pero de nada sirve vivir señalando con el dedo índice a los otros hermanos con los que compartimos la vida.

2. Es necesario ser valientes. No podemos desesperarnos, ni angustiarnos, frente al problema; sino debemos decirnos: ¡soy capaz de solucionarlo! Siempre hay una solución. Hay que desterrar el negativismo de nuestra manera de pensar. Hay que hacerse sordo a todos esos comentarios de los “dificilitadores” que tratarán de desanimarte y decirte que te des por vencido.

3. Es bueno pensar en batallas anteriores que he dado y en las que he salido victorioso. Es fundamental que estos recuerdos los tengamos vivos y nos sirvan de inspiración para creer que somos capaces de vencer. ¿Si en el ayer pudiste resolver el conflicto porque ahora no vas a poder? Ten la certeza que ahora estás más -y mejor- preparado que en el ayer; luego hay más posibilidades de poder resolver el tema.

4. Hay que analizar con cuidado, con detenimiento, de qué se trata. Si no comprendes el problema no lo vas a solucionar. Recuerda que muchas veces las cosas no son lo que parecen, ni el problema está en lo que aparece más evidente. Hay que discernir con mucha inteligencia para descubrir la dinámica de la situación y ver, realmente, cómo se puede solucionar.

5. Revisa qué cualidades se te exigen tener para solucionar ese problema y salir vencedor. Mejor ¿Con qué cualidades de tu ser puedes vencer esos problemas? Estoy seguro de que aquí puede estar la bendición, la lección que la vida quiere darte y que vas a aprender. Cuando nos dedicamos a solucionar la situación que tenemos vamos desarrollando esa cualidad, esa virtud que nos hacía falta.

6. La espiritualidad es fundamental. Dios es el centro de la vida, y es el que pronuncia Palabras de vida eterna, el que sana con su Palabra. Necesitamos tener una relación íntima e intensa son Él, necesitamos amarlo y dejar que su presencia, su poder, su Espíritu, nos guíe y nos haga crecer. Cuando llegan los dolores, Él nos consuela. Cuando llegan las derrotas, Él está a nuestro lado para levantarnos. Cuando estamos a oscuras, Él es la luz que se enciende y nos orienta. Pero sobre todo cuando estamos en relación con Él, sabemos que todo lo que nos sucede es para nuestro bien.

Piensa que este problema que estás viviendo no es para tu destrucción; sino para que crezcas y seas mejor. Aléjate y toma distancia de las personas que te hacen daño.

Los problemas son retos que hay que superar

 

Uno de los temas recurrentes cuando hacemos análisis de las circunstancias del país es la creciente desesperanza aprendida. Uno se encuentra con gente que piensa, siente, vive de un modo pesimista. Todo está mal. Todo estará peor. Esas máximas con las que se viven, no sólo se propagan, se repiten y se creen; sino que definen el modo cómo nos relacionamos con la existencia. No hay nada bueno, no lo habrá, entonces hay que intentar sobrevivir según se pueda sin aspirar a más.

Estoy convencido de que esa desesperanza no es el sentido de lo que somos; ni de lo que debemos ser. Creo que es fundamental tener esperanza y que ésta sea capaz de vencer al pesimismo. Y defino esperanza como la certeza de que ocurrirán las cosas buenas que ya han pasado anteriormente en mi vida. También la entiendo como la seguridad existencial de que voy a estar bien, a pesar de que ahora pueda que no lo esté.

Si nos detenemos a pensar al respecto de lo que define nuestra condición humana, lo espiritual es básico. Y aclaro, una vez más, que lo espiritual no es lo religioso, sino aquellas capacidades auténticamente humanas de trascender la realidad, lo que me lleva más allá del aquí y el ahora, lo que me faculta para comprender por encima de lo evidente. Está claro que capacidades como la contemplación, el silencio, la admiración, el aguante y la esperanza, forman parte de ese universo espiritual humano.

En el caso de la esperanza, podemos decir que aquellos que vivimos con ella, tenemos las siguientes cualidades:

1. Tener esperanza nos impulsa a no dejarnos derrotar por las dificultades. El que espera lo mejor está más preparado para conseguirlo. El que tiene esperanza sabe que llegarán adversidades, pero que todos los proyectos tienen que ir afinándose, van a presentar fallas, van a ir haciéndose perfectos a medida que aparezcan los errores y se vayan superando.

2. No somos inferiores a ninguno, tenemos posibilidades que otros no tienen. Nuestra manera particular de conjugar las acciones de la vida nos da unas facultades especiales que sólo tengo yo. Cuando tengo esperanza me descubro valioso porque tengo las capacidades que requiero para triunfar. Estoy reforzando mi visión positiva sobre quién soy. Los problemas se presentan entonces como retos a vencer, como oportunidades para crecer, como situaciones propicias para demostrarme de lo que soy capaz.

3. No dudamos de nosotros, confiamos que podemos dar el golpe. Cuando otros se sientan a llorar sobre la leche derramada y profundizan sus sentimientos de derrota e incapacidad, quienes tenemos esperanza sabemos que llegará el momento, que se dará la oportunidad, tenemos paciencia, vamos encontrando alternativas de solución en la calma, mientras todo se da como debe. A la desesperanza le subsigue el desespero, a la esperanza la atención y el estar despiertos para reaccionar en el justo momento.

4. Los esperanzados han logrado mucho, son quienes cambian las cosas, quienes visionan lo que otros no pueden. No se quedan en la oscuridad, sino que crean la luz; aunque tengan que intentarlo muchas veces, aunque todos opinen que no lo lograrán, aunque parezca algo absurdo el solo hecho de intentarlo. Los esperanzados ven lo que aún no se da, lo sueñan y luego trabajan duro para lograrlo.

Quisiera invitarte a tener esperanza, a lanzar fuera de tu corazón los pensamientos pesimistas y derrotistas; vive con intensidad, aún en medio de tu dificultad, de tus problemas, todo será para tu bien, de esto saldrás fortalecido y preparado para ser feliz siempre de un modo más profundo y más pleno.

Oración del vendedor

 

Oh, creador de todas las cosas, ayúdame.

Pues hoy salgo al mundo desnudo y sólo, y sin tu mano que me guíe me desviaré del camino que me lleva al éxito y la felicidad.

No te pido oro ni vestiduras, ni siquiera oportunidades iguales a mis habilidades; en vez de esto, guíame para que pueda adquirir habilidades iguales a mis oportunidades.

Le has enseñado al león y al águila cómo cazar y prosperar con diente y garra. Enséñame a mí cómo cazar con palabras y prosperar con amor para que yo sea un león entre los hombre y un águila en el mercado.

Ayúdame a mantenerme humilde a través de los obstáculos y fracasos; mas no escondas de mis ojos el premio que vendrá con la victoria.

Asígname tareas en las que otros han fracasado; mas guíame para recoger las semillas del éxito de sus fracasos.

Confróntame con temores que templen mi espíritu; mas dótame de la valentía para reír de mis dudas.

Concédeme suficientes días para alcanzar mis metas; mas ayúdame a vivir este día como si fuera el último.

Báñame en buenos hábitos para que los malos se ahoguen; mas concédeme compasión por las debilidades en los demás.

Permíteme reconocer que todas las cosas han de pasar; mas ayúdame a contar mis bendiciones de hoy.

Exponme al odio para que no sea yo un extraño; mas llena mi copa con amor para convertir a los extraños en amigos.

Pero que estas cosas sean sólo si es tu voluntad. Yo soy una pequeña y solitaria uva agarrada de la viña, mas me has hecho diferente de las demás.

Ciertamente, debe haber un lugar especial para mí. Guíame. Ayúdame. Muéstrame el camino, Señor.

Permíteme ser todo lo que planificaste para mí cuando mi semilla fue plantada y seleccionada por ti para florecer en la viña del mundo.

Ayuda a este humilde servidor. Guíame, Dios.

Luchar frente a la adversidad

 

Todos, en algún momento de la vida, hemos sentido que todo está perdido; que no tenemos ninguna oportunidad para salir adelante. Seguro que no falta el “amigo” que, con una falsa cara de dolor, nos diga que lo siente mucho pero que no lo intentemos, que ya no hay nada que hacer. Frente a esas situaciones tenemos dos posibilidades bien claras y definidas:

1. Nos damos por venidos y entregar todas nuestras “armas” diciendo que nada hay que hacer. Esta es una posibilidad que muchos asumen, declarándose vencidos antes de salir al último asalto. Esa opción nos deja amargados, tristes y derrotados. Es una decisión que nos deja con la pregunta interior de qué hubiera pasado si hubiéramos intentado un último esfuerzo. No es extraña este tipo de actitudes en una sociedad que predica el facilismo, la magia y teorías que invitan a alcanzar el éxito o el triunfo sin el esfuerzo necesario. Es fácil tomar la decisión de dejarse vencer por la situación, pero es difícil aceptar las consecuencias que se derivan después.

2. Dar la batalla con todas las fuerzas y luchar con la seguridad que todo se puede revertir y que toda adversidad se puede vencer. Para ello hay que prepararse, elegir la mejor estrategia y luchar con todas las fuerzas. Es la decisión de ir a la batalla a dar lo mejor. Por supuesto que estamos arriesgándonos, porque uno va a la pelea sabiendo que es posible que salgamos derrotados; pero y qué, igual perderemos si no lo intentamos. Pero hay una diferencia entre estos que nos se mueren hasta que se mueren, y los que no pierden los partidos hasta que se acaban.

Te propongo que no te desanimes frente a las adversidades, que no creas que ya estás perdido, que seas capaz de ceñirte como un valiente y enfrentar esa adversidad –por muy difícil que parezca- con la certeza de que vas a vencer. Puedes darte por vencido, puedes tirar la toalla pero, insisto, hay diferencias entre perder sin intentarlo o perder dando la batalla. Por eso saca fuerzas de desde dentro y date cuenta que puedes hacer lo mejor. Creo que debes trabajar sobre tres confianzas fundamentales para toda batalla:

1. Confía en ti mismo, para ello debes tener claro que eres una persona con las aptitudes que se requieren para la batalla, sabiendo que Dios ha puesto en tu corazón muchos talentos que no puedes despreciar. Esa confianza en ti se debe manifestar en una actitud decidida y constante.

2. También hay que confiar en aquellos con quienes hago equipo. Siempre necesitamos ayuda y es necesario creerle al otro. Saber que igual que yo, los que me rodean tienen valores, aportan cosas importantes, son talentosos. En la vida no sólo basta con lo que hago, siempre necesito un aporte más que yo mismo no puedo dar. Y en mi equipo hay quienes tienen esa ayuda oportuna que requiero.

3. Y, claro, una confianza plena y total en Dios. Él es el Dueño de la vida, y nos da su ayuda siempre. Ayuda que implica nuestro esfuerzo y no es mágica. Estoy seguro de que con esas confianzas y un plan de trabajo inteligente y real, podremos revertir todas las situaciones difíciles que tenemos; y si no tendremos la satisfacción de haber dado todo, esto no nos quita el dolor de la derrota, pero nos da un fresquito que nos hace sentir mejor.

Creo en ti y estoy seguro que puedes hacer lo mejor. Ánimo.

Viviendo libres

 

Dios nos ama con amor incondicional. Esa es la verdad más fuerte e importante de toda la vida. Hagamos lo que hagamos igual nos quiere. Somos salvados por su amor. Es un regalo no la compramos. Por eso es que nunca estamos solos. Hago el bien porque es mi esencia hacerlo y porque regojo lo que siembro, no porque con el esté ganándome a Dios.

Sé que estás acostumbrado a ganarte el amor de los demás; y que, para hacerlo, muchas veces tienes que ponerte caretas, mimetizarte en lo que no eres y, de rodillas, mendigar un poco de atención. Sé que esta sociedad, en la que vivimos, te ha acostumbrado a huir de la soledad y “engancharte” emocionalmente o “adjuntarte” a cualquiera, bajo cualquier pretexto, con tal de no estar solo. Sé nos han hecho creer que no somos valiosos si no tenemos tal o cual característica física, tal o cual profesión, tal o cual manera de vestir. Nos hemos gastado la vida buscando razones para que los demás nos amen y, por eso, le tenemos miedo a estar solos; olvidando que hay Uno que nos ama de manera incondicional y que siempre está con nosotros.

Hoy quisiera liberarte de cualquier esfuerzo por hacerte amar de Dios, pues te ama y punto. No tienes porque hacer de tu vida un ejercicio continuo de conquistar su amor ese ya se te regaló en la cruz, en su hijo Jesús.

Anselm Grün lo dice así: “No te preocupes de si eres Justo. Poner la mirada en Jesucristo, que murió por ti en la cruz, te libera de esos pensamientos. Eres amado incondicionalmente. El amor de Jesús te hace justo. Eres valioso. Eres recto y justo ante Dios”.

No hay razones posibles que se puedan aducir para que Dios te ame. Como dice el salmista “¿si llevas cuenta de los pecados quien podrá resistir?” No hay razones humanas posibles que nos hagan justos ante Dios. Si fuera por nuestras acciones ya estaríamos perdidos y nadie merecería el amor de Dios. ¿Quién puede ser justo con sus acciones ante Dios? Estoy seguro de que el estrés, la angustia, los complejos, el fanatismo, la infelicidad, entre otras enfermedades actuales, no son sino el resultado de los que sueñan con ganar el amor de Dios a través de sus acciones. Como bien dice Grün: “En Jesucristo Dios nos ha mostrado otro camino: el camino de la fe. Si creemos en Jesucristo, que por nosotros se hizo hombre para quebrantar el poder del pecado, quedamos libres del poder esclavizante de la ley.

Entonces experimentamos otra manera de llegar a ser justo. Ésta es la aceptación incondicional por parte de Dios, aceptación que se hace visible en la cruz de Jesucristo…Somos libres. A partir de ahora podemos confiar en que somos amados por Dios no porque aduzcamos un rendimiento ante Él sino porque Él mismo nos ha demostrado su amor en Jesucristo”. ¡Ah, no tengo que justificarme ante nadie! ¡Tengo que ser libre viviendo en el amor y creyendo en el Señor! Decepcionar a los otros no siempre es un acto malo y equivocado, alguna veces es lo mejor que puede pasar. ¡Qué emoción liberarme del peso de vivir aparentando y exigiéndome lo que no puedo dar!

Que quede claro algo: No sé te está dando licencia para hacer y deshacer. No vayas a creer que las obras no tienen sentido, y que ser bueno es lo mismo que ser malo, ya que ese no es el sentido. Se te está recordando que es lo central de la vida y se te está librando del peso de tener que vivir como los otros quieren, como los otros exigen o como definitivamente no quieres vivir. Quien ama y se siente amado no hace nada destructivo, de eso estoy seguro. El mal siempre es fruto del no-amor, del no sentirse amado ni no saber amar. Quien ama y se siente amado permanece en el amor.

Se te está invitando a ser tú mismo. A vivir según el Espíritu. “Vivir desde el Espíritu significa vivir desde la propia profundidad, sede lo originario, desde el yo más íntimo. A partir de ahí crecerá el bien en nosotros… No somos esclavos de nuestro propio rendimiento ni de las expectativas que nos encaminan a nosotros mismos, de la presión que ejercemos sobre nosotros mismo para hacerlo todo perfectamente de tal manera que Dios esté contento de nosotros”. Ya Él me ama y eso me hace plenamente libre. Que nadie me pida que haga lo que ellos quieran, sólo haré lo que descubro desde Dios, lo que me hace feliz y ayuda a mis hermanos a ser felices.

El valor de tu sonrisa

 

Dedícale tiempo a la gente que se lo merece y que te hace sentir bien. No mendigues la atención...la amistad ni el amor de nadie. Quien te quiere...te lo demuestra tarde o temprano.

Por eso...si vives en una situación de injusticia emocional así recuerda:

A quien no te llame y no conteste tus llamadas...no le llames. No busques a quien no te extrañe. No extrañes a quien no te busca. No escribas...no te sometas al castigo de la indiferencia que demuestran mensajes ignorados o silencios infundados.

No esperes a quien no te espera...valórate y deja de mendigar y de rogar amor. Porque... como hemos dicho...el amor se debe demostrar y sentir...pero jamás implorar. Tu cariño debe ser para quienes te quieren y te comprenden sin juzgarte.

Y sobre todo no te olvides del valor de tu sonrisa ante el espejo...quiérete y valórate por todo lo que eres. Ámate y date cuenta de que el hecho de que alguien te descuide no quiere decir que tú no debas hacer lo imposible por rodearte de personas que te quieran en su vida....."

Colon irritable vs. Cáncer de colon

Colon irritable vs. Cáncer de colon                     Las diferencias que puede salvar tu vida A simple vista, ambos pueden parecer lo m...