DIAS GRISES DE 24 HORAS
Todos los seres humanos tenemos días tristes que parece coloreados con un gris intenso, días nublados en los que no dan ganas de salir de casa y, realmente, no dan ganas de hacer nada. Días en los que estamos más sensibles y nos cuestionamos sobre el sentido, es decir, el por qué y el para qué, de todo lo que sucede y sobre todo de la vida misma.
Son días en los que la tristeza sea hace dueña nuestra y
sentimos en el pecho, en los ojos, en la boca, en el corazón, en los tobillos,
mejor dicho, en todas partes. Días en los que las palabras son tacañas,
difíciles de encontrar y no cumplen su función de ser puente entre lo que
tenemos “dentro” y lo que está afuera. A veces, tenemos claro por qué estamos
así, conocemos la situación que ha desencadenado esas sensaciones, en cambio
otras ni sabemos el por qué, pero eso no hace que neguemos que existen ese
cúmulo de sensaciones.
Ya, al inicio, dije que todo pasamos por esos días, todos
nosotros los humanos. Porque muchos, como me ven sonriente, con ganas de
tragarme la vida, apasionado por cada situación y tratando de ser siempre un
portador de esperanza o de ánimo para todo el que encuentro, dudan sobre si
tengo o no esos sentimientos; o, simplemente, me conceden poderes
“sobrenaturales” que no tengo, ni creo que existan. Por ello, quiero
compartirte lo que hago en esos días para levantarme el ánimo, una experiencia
mía que pueda servir de luz que pueda iluminarte sobre cómo salir de esa
sensación pasajera y volver a la habitual actitud animada y entusiasta:
1. Recuerdo lo bueno que me ha pasado. Me centro en todas
las cosas chéveres de mi vida. Hago un recuerdo por todo lo que he disfrutado y
gozado. Sabiendo que eso no me lo quita ya nadie, porque lo viví y está en mi
corazón, lugar inviolable. No dejo que mis apreciaciones “cáusticas” le quiten
brillo a esos recuerdos.
2. Converso con gente que me quiere, me anima y me acompaña.
Hay mucha gente que no lo quiere a uno –algunos con razón y otros por envidia o
incompatibilidad de caracteres- esa gente –que es muy útil para otros momentos,
pues nos hacen ver errores y dicen verdades pesadas, duras, dolorosas, que
ayudan- hay que evitarla en esos días. No podemos propiciar encuentros con los
negativístas, los “baja caña”, los destructores, a esos tóxicos, vampiros
emocionales, egoístas y envidiosos, hay que zafarlos en estos días. Hacerlo
sería como juntar fuego con gasolina.
¿Te imaginas, uno medio “depre” y estos entumidos
“carboneando” con comentarios más negativos?. Es el momento para hablar con
gente que tiene palabras de animo, de fuerza, de gozo, de agradecimiento para
con uno.
3. Uso mi disciplina para hacer algo. No me quedo allí. No
me encierro. No dejo que la depre tome el control de mis días, no dejo que todo
siga oscuro. Hago algo. Lo que me gusta. Lo que me hace estar pendiente de
otras cosas. Muchas veces voy a servir y ayudar a los otros, eso siempre es
bueno. Hago algo. Por ningún motivo me quedo tirado en la cama. Eso hace el día
más gris. Otras veces me pongo a hacer manualidades, maquetas de barcos, o leo
uno de los libros de las sagradas escrituras, que tiene para mí una inspiración
bárbara.
4. Vivo mi fe. ¿Saben? Es lo bueno de creer. En días como
estos mi fe me hace tanto bien. Reflexiono, medito, oro, despierto mi relación
con Dios Padre, que me ama y me da todo, sin importar nada de lo que vivo; me
trato de ver en los ojos tiernos y firmes del Resucitado que sufrió como sufro
yo, pero me enseñó que debemos ser fieles al Padre en todo; y me dejo mover por
el Espíritu Santo que me invade, desde dentro actúa en mí y me llena de esa
fuerza que requiero para salir adelante. Son días en los que vuelvo a leer y
hacer sentir dentro de mi mente y mi corazón al profeta Habacuc, que dice:
“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, y los labrados no
den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas del aprisco, y no haya vacas en
los corrales; con todo, yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de
mi Salvación. Yahvé el Señor es mi fortaleza.”
Disculpen que les haya hablado de mí; pero eso es lo que hago en esos días tan grises, tan grises. Espero les ayude en algo a salir del gris oscuro de 24 horas que pueden estar atravesando hoy.