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viernes, 10 de enero de 2025

Hidronefrosis y pionefrosis

 Hidronefrosis y pionefrosis

Con el término de hidronefrosis se denomina una afección crónica renal que consiste en la acumulación de orina en la pelvis renal dilatada, debido a la obstrucción del uréter o de las vías urinarias inferiores. Cuando la orina acumulada se infecta y se torna purulenta, se dice que es una pionefrosis.
Las causas determinantes del padecimiento de hidronefrosis pueden ser congénitas o adquiridas.
a) Congénita: Consisten en malformaciones del riñón; de la pelvis renal (riñón en herradura, desdoblado, ectópico – si no ocupa su localización fisiológica correcta -, etc.); del uréter (por estrechez de este conducto, presencia de trombos, etc.), y más raramente, de la uretra, provocando estrecheces que impiden la normal emisión de orina al exterior.
b) Adquiridas: Ocasionadas por descenso o caída del riñón, por la presencia de cálculos en el mismo, tumores o inflamaciones, etc.; también pueden tener su origen en los uréteres, debido a estados patológicos que estrechan estos conductos (por la existencia de tumores en los órganos vecinos, como pueden ser los de útero, de ovarios…); asimismo, la hipertrofia o cáncer de próstata (glándula propia del sexo masculino situada por debajo de la vejiga urinaria) pueden producir obstáculos que impiden la expulsión de la orina y favorezcan la acumulación de esta en la pelvis renal.
La hidronefrosis puede ser también intermitente o incompleta, en cuyo caso se produce una mayor acumulación de líquido en el riñón e, incluso puede provocar la dilatación del mismo, consecuencia de la gran cantidad de líquido acumulado.
Si la hidronefrosis es crónica y solo afecta a un riñón, suele ser asintomática. Pero generalmente, cuando afecta a ambos riñones se produce un engrosamiento de estos que se puede notar al palpar la región lumbar. Los dolores que se presentan son de tipo sordo y gravitativo (sensación de pesadez), aunque en las formas intermitentes suelen ser violentos, parecidos a los provocados por el cólico renal; también se presentan náuseas, vómitos y diversos trastornos digestivos.
Si la hidronefrosis es bilateral y se agrava progresivamente, el paciente puede morir al cabo de pocos años por intoxicación urémica a causa de la intoxicación general producida por los desechos orgánicos que no pueden ser normalmente eliminados en la orina.
El diagnostico se basa en la palpación de un riñón engrandecido que, a veces se manifiesta de una forma intermitente, y en la existencia de crisis dolorosas que van seguidos de una abundante descarga urinaria. Cabe sospechar una hidronefrosis en todos los casos de obstrucción uretral y de tumores en la próstata.
Hay que tener muy en cuenta no confundir esta dolencia con los quistes ováricos en las hembras, con tumores renales o bien con una úlcera gastroduodenal, ya que los síntomas presentados por todas estas enfermedades son bastante similares.
Es de gran importancia tomar baños vitales, así como los de tronco con fricción, los de vapor sobre el vientre y las piernas y los chorros de agua fría sobre la rodilla, la cadera y los riñones. Las plantas medicinales más indicadas contra la retención de orina, por su gran poder diurético, son la consuelda mayor, las flores de ortiga blanca, el lúpulo, el llantén, la gayuba y las flores de brezo. Se tomará una cucharada sopera de la planta por taza. La dosis diaria es de dos o tres tazas.
Si después de aplicar el tratamiento no se consigue la expulsión del líquido urinario, será posible
acudir a la utilización de sondas para evacuar la orina.

Cólico nefrítico

El cólico nefrítico es el dolor fuerte que se origina a la altura del riñón o de las vías urinarias debido a una obstrucción aguda en estas zonas provocada por una litiasis (piedra o cálculo renal).

Esta obstrucción provoca que la orina no avance a lo largo de la vía urinaria, sino que queda retenida. Esto produce un aumento de la presión dentro de la vía urinaria que es la causante del dolor que acompaña al cólico nefrítico.
Además de las piedras, cualquier otro elemento que ocupe el uréter y obstruya el riñón puede provocar un cólico. Es el caso de algunos tumores que crecen dentro del uréter o lo engloban desde órganos vecinos, como el intestino, el ovario o el útero.
También puede estar provocado por enfermedades de carácter benigno como la fibrosis retroperitoneal o dilataciones vasculares como el aneurisma de aorta.
Es importante no confundirlo con otras afecciones que tengan como síntoma el dolor lumbar.
Los cálculos renales pueden tener cuatro orígenes:
La mayor parte de los cálculos, entre el 70 y el 80 por ciento, contienen calcio. Son igual de frecuentes en hombres que en mujeres.
Entre el 20 y el 30 por ciento de los cálculos están originados por infecciones urinarias (por los gérmenes llamados desdobladores de la urea). Este tipo es mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres. Son cálculos más grandes que se suelen quedar en el riñón.
Entre el 5 y el 10 por ciento de piedras renales se producen por el ácido úrico. Son los únicos que pueden deshacerse con tratamiento, alcalinizando la orina. La gente que tiene gota suele haber sufrido algún cólico nefrítico.
El 1 por ciento de los cálculos se deben a la cistinuria, una enfermedad de origen genético.
El síntoma más importante es el dolor en la zona costo lumbar, que aparece de forma brusca y con carácter intenso.

Poliquistosis renal

La poliquistosis renal (PQR) es un trastorno renal que se transmite de padres a hijos. En esta enfermedad, se forman múltiples quistes en los riñones, lo que aumenta su tamaño.

Causas
La PQR se transmite de padres a hijos (hereditaria). Las dos formas hereditarias de PQR son autosómica dominante y autosómica recesiva.
Las personas con PQR presentan múltiples racimos de quistes en los riñones. Se desconoce el factor exacto que desencadena la formación de quistes. Medicina Biológica Especializada le enseña sobre la poliquistosis renal o riñones poliquísticos.
La PQR está asociada con las siguientes afecciones:
Aneurismas aórticos
Aneurismas cerebrales
Quistes en el hígado, el páncreas y los testículos
Divertículos del colon
La mitad de las personas con PQR tienen quistes en el hígado.
Síntomas
Los síntomas de PQR pueden incluir cualquiera de los siguientes:
Sensibilidad o dolor abdominal
Sangre en la orina
Micción excesiva durante la noche
Dolor de costado en uno o ambos lados
Somnolencia
Dolor articular
Anomalías en las uñas
Pruebas y exámenes
Un examen puede mostrar:
Sensibilidad abdominal sobre el hígado
Hepatomegalia
Soplos cardíacos u otros signos de insuficiencia aórtica o insuficiencia mitral
Hipertensión arterial
Masas renales o abdominales
Los exámenes que se pueden realizar incluyen:
Angiografía cerebral
Conteo sanguíneo completo (CSC) para buscar anemia
Pruebas hepáticas (sangre)
Análisis de orina
Aquellas personas con antecedentes personales o familiares de PQR que presenten dolores de cabeza deben ser evaluadas para determinar si los aneurismas cerebrales son la causa.
La PQR y los quistes en el hígado u otros órganos se pueden detectar empleando los siguientes exámenes:
TC abdominal
Resonancia magnética abdominal
Ecografía abdominal
Pielografia intravenosa (PIV)
Si varios miembros de su familia tienen PQR, se pueden realizar pruebas genéticas para determinar si usted es portador del gen de esta enfermedad.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es controlar los síntomas y prevenir las complicaciones. El tratamiento puede incluir:
Medicamentos para la presión arterial
Diuréticos
Dieta baja en sal
Cualquier infección urinaria se debe tratar oportunamente con antibióticos.
Es posible que haya que drenar los quistes que son dolorosos, que estén infectados, que estén sangrando o causen obstrucción. Por lo general, hay demasiados quistes como para que sea práctico extirpar cada uno.
Puede ser necesaria una cirugía para extirpar uno o ambos riñones. El tratamiento de la enfermedad renal terminal puede incluir diálisis o trasplante de riñón.
Grupos de apoyo
Puede encontrar más información y apoyo para las personas con la enfermedad de poliquistosis renal y sus familias en un grupo de apoyo para enfermedad renal.
Expectativas (pronóstico)
La enfermedad empeora lentamente. Con el tiempo, puede ocasionar insuficiencia renal terminal. También está asociada con enfermedad hepática, lo que incluye infección de quistes en el hígado.
El tratamiento puede brindar alivio a los síntomas por muchos años.
Las personas con PQR que no tienen otras enfermedades pueden ser buenas candidatas para un trasplante de riñón.
Posibles complicaciones
Los problemas de salud que pueden presentarse a raíz de PQR incluyen:
Anemia
Sangrado o ruptura de quistes
Infección renal prolongada (crónica)
Enfermedad renal terminal
Hipertensión arterial
Infección de los quistes del hígado
Cálculos en el riñón
Insuficiencia hepática (de leve a grave)
Infección urinaria repetida
Cuándo contactar a un profesional médico
Comuníquese con su proveedor de atención médica si:
Tiene síntomas de PQR.
Tiene antecedentes familiares de PQR o trastornos relacionados y está planeando tener hijos (es posible que usted quiera recibir asesoría genética).
Prevención
Actualmente, ningún tratamiento puede evitar la formación o agrandamiento de los quistes.
Nombres alternativos
Quistes - riñones; Riñones - poliquísticos; Enfermedad renal poliquística autosómica dominante; ERPAD

Enfermedades de los riñones

Enfermedades de los riñones

Usted tiene dos riñones, cada uno cerca del tamaño de su puño. Se encuentran en la mitad de su espalda, justo debajo de sus costillas. Dentro de cada riñón hay un millón de estructuras pequeñas llamados nefrones. Ellos filtran los desechos y el exceso de agua de la sangre, lo que se vuelve orina. La orina fluye por tubos llamados uréteres, llegando a la vejiga, que almacena la orina hasta que usted va al baño.

La mayoría de las enfermedades renales atacan los nefrones. Este daño causa que los riñones no puedan eliminar desechos. Las causas incluyen problemas genéticos, lesiones o medicamentos. Usted puede correr mayor riesgo de padecer una enfermedad renal si tiene diabetes, presión alta o un familiar cercano con algún problema de los riñones. La enfermedad renal crónica va dañando los nefrones de a poco con el transcurso del tiempo. Otras enfermedades de los riñones pueden incluir:
Cáncer
Quistes
Piedras
Infecciones
Su médico puede hacerle pruebas de sangre y de orina para detectar si tiene enfermedad renal. Si los riñones fallan completamente, un trasplante renal o el tratamiento con diálisis puede reemplazar la función que normalmente desempeñan los riñones.

Absceso de riñón

 Absceso de riñón

La mayoría de los abscesos perirrenales son ocasionados por infecciones urinarias que empiezan en la vejiga. Después se diseminan a los riñones y luego la zona alrededor de estos. Una cirugía en las vías urinarias o el aparato reproductor, o una infección del torrente sanguíneo también pueden llevar a que se presente un absceso perirrenal.
El mayor factor de riesgo de absceso perirrenal son los cálculos renales, que bloquean el flujo urinario. Esto brinda un lugar para que prolifere una infección. Las bacterias tienden a pegarse a los cálculos y los antibióticos no las pueden destruir allí.
Los cálculos se encuentran entre el 20% y el 60% de las personas con absceso perirrenal. Otros de los factores de riesgo para esta afección incluyen:
Diabetes
Tener vías urinarias anormales
Traumatismo
Uso de drogas intravenosas
Algunos de los síntomas del absceso perirrenal son:
Escalofríos
Fiebre
Dolor en el costado (lado del abdomen) o el abdomen, el cual puede irradiarse a la ingle o pierna abajo
Sudores
Puede presentar sensibilidad en la espalda o en el abdomen.
Los exámenes incluyen:
Hemocultivo
Tomografía computarizada del abdomen
Ultrasonido del abdomen
Análisis de orina
Urocultivo
Para tratar un absceso perirrenal, el pus se puede drenar por medio de un catéter que se coloca a través de la piel o con cirugía. Igualmente, se deben administrar antibióticos inicialmente a través de una vena (IV). Posteriormente se puede cambiar a pastillas, cuando la infección empieza a mejorar.
En general, el diagnóstico y tratamiento rápidos de un absceso perirrenal deben llevar a un buen pronóstico. Los cálculos renales se deben tratar para prevenir infecciones posteriores.
En pocas ocasiones, la infección se puede diseminar más allá de la zona del riñón al torrente sanguíneo. Esto puede ser mortal.
Si usted tiene cálculos renales, la infección puede no desaparecer.
Es posible que necesite que le remuevan la infección por medio de cirugía.
Posiblemente sea necesario remover el riñón si la infección cede o es recurrente. Esto es poco frecuente.
Consulte con su médico si tiene antecedentes de cálculos renales y desarrolla:
Dolor abdominal
Ardor al orinar
Escalofríos
Fiebre
Infección urinaria
Si usted tiene cálculos renales, pregunte a su proveedor de atención médica sobre la mejor manera de tratarlos para evitar un absceso perirrenal. Si se ha sometido a una cirugía urológica, mantenga la zona quirúrgica lo más limpia posible.

Edema

El edema es la hinchazón causada por la acumulación anormal

de líquidos en el cuerpo. El líquido se acumula bajo la piel, dentro de los
tejidos que están fuera del sistema circulatorio. El sistema circulatorio
transporta la sangre por todo el cuerpo. Los edemas son un signo que aparece en
muchas enfermedades y se manifiesta como una hinchazón de los tejidos blandos
debida a la acumulación de líquido en el compartimento intersticial. El edema
surge si se produce un desequilibrio entre las fuerzas que regulan el paso del
líquido de un compartimento a otro.
El edema leve suele desaparecer por sí solo, en especial si
ayudas elevando la extremidad afectada por encima de la altura del corazón. El
edema más grave puede tratarse con medicamentos que ayudan al cuerpo a expulsar
el exceso de líquido por la orina (diuréticos).
Generalmente, suele estar presente, al menos, entre 12 a 24 semanas. Se
debe tener en cuenta que la evolución y/o remisión del edema dependerá
directamente de su naturaleza, del diagnóstico precoz y del manejo terapéutico.

Arterioesclerosis

 A veces, los términos arterioesclerosis y ateroesclerosis se usan para hacer referencia a lo mismo, pero existe una diferencia entre ellos.

La arterioesclerosis se produce cuando los vasos sanguíneos que llevan el oxígeno y los nutrientes del corazón al resto del organismo (arterias) se engrosan y endurecen, a veces, restringen el flujo sanguíneo a los órganos y a los tejidos. Las arterias sanas son flexibles y elásticas, pero, con el tiempo, las paredes de las arterias pueden endurecerse; esta afección comúnmente se denomina endurecimiento arterial.
La ateroesclerosis es un tipo específico de arterioesclerosis.
La ateroesclerosis es la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias dentro de las arterias y en sus paredes. Esta acumulación se llama placa. La placa puede provocar el estrechamiento de las arterias y el bloqueo del flujo sanguíneo. También puede reventarse y formar un coágulo de sangre.
Si bien la ateroesclerosis a menudo se considera un problema cardíaco, puede afectar a cualquier arteria del cuerpo. Esta afección se puede tratar, y los hábitos de un estilo de vida saludable pueden ayudar a prevenirla.
Por lo general, la ateroesclerosis leve no tiene ningún síntoma.
Los síntomas de ateroesclerosis no suelen aparecer hasta que una arteria se estrecha u obstruye tanto que no puede suministrar suficiente sangre a los órganos y a los tejidos. A veces, un coágulo sanguíneo obstruye por completo el flujo sanguíneo. El coágulo puede desencadenar un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
Los síntomas de la ateroesclerosis moderada a grave dependen de las arterias que están afectadas. Por ejemplo:
Si tienes ateroesclerosis en las arterias del corazón, puedes tener dolor en el pecho o presión (angina de pecho).
Si tienes ateroesclerosis en las arterias que conducen al cerebro, puedes tener entumecimiento o debilidad repentinos en los brazos o las piernas, dificultad para hablar o balbuceo, pérdida temporal de la visión en un ojo o caída de los músculos de la cara. Esto es una señal de un accidente isquémico transitorio. Si no se trata, el accidente isquémico transitorio puede ocasionar un accidente cerebrovascular.
Si tienes ateroesclerosis en las arterias de los brazos y las piernas, puedes tener síntomas de enfermedad arterial periférica, como dolor en las piernas cuando caminas (claudicación) o disminución de la presión arterial en una extremidad afectada.
Si tienes ateroesclerosis en las arterias que conducen a los riñones, puedes desarrollar presión arterial alta o insuficiencia renal.

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