Comer demasiado azúcar causa daños graves y variados, como obesidad, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares por triglicéridos altos y < <!nav>>colesterol < HDL bajo>>, caries dentales, y afecta negativamente la piel al causar deshidratación y envejecimiento prematuro. También puede alterar el estado de ánimo y el comportamiento, creando una dependencia, y dañar órganos como el hígado, los riñones y los ojos.
Efectos en el cuerpo
Obesidad:
El azúcar se acumula en el cuerpo como grasa, aumentando el riesgo de sobrepeso y obesidad.
Diabetes Tipo 2:
La resistencia a la insulina, causada por el exceso de azúcar, es un factor de riesgo clave para desarrollar esta enfermedad.
Enfermedades cardiovasculares:
Un alto consumo de azúcar se asocia con triglicéridos elevados, grasa visceral, resistencia a la insulina y disminución del colesterol HDL (colesterol bueno), aumentando el riesgo de aterosclerosis y problemas cardíacos.
Daño orgánico:
La glucemia alta y prolongada puede dañar los riñones, los ojos y el corazón.
Hígado graso:
La sobrecarga de azúcar puede llevar a una acumulación de grasa en el hígado, un factor de riesgo para enfermedades cardíacas y diabetes.
Efectos en la piel
Deshidratación y opacidad:
El azúcar elimina el agua de las células de la piel, provocando sequedad, hinchazón y un aspecto opaco.
Envejecimiento prematuro:
El proceso de glicación, donde las moléculas de azúcar se adhieren a las proteínas de la piel, daña el colágeno y la elastina, llevando a arrugas y pérdida de elasticidad de forma irreversible.
Efectos en el comportamiento y el cerebro
Adicción y alteraciones emocionales:
El azúcar puede alterar la función neurobiológica del cerebro, afectando el estado de ánimo y el comportamiento, y creando una dependencia similar a la de algunas drogas.
Aumento de la glucosa e insulina:
Un consumo elevado causa picos de glucosa e insulina, lo que puede agotar las reservas de insulina del páncreas y contribuir a la diabetes.
Para reducir el consumo de azúcar:
Limita golosinas, bebidas azucaradas y refrescos.
Reduce la cantidad de azúcar añadida en el café, el té y los postres.
Prefiere jugos naturales sin azúcar y alimentos como frutas frescas, que aportan fibra, vitaminas y minerales.