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martes, 26 de agosto de 2025

Ginrevit

Ginrevit

Presentación: 

 


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Galdepur

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Gotas, Comprimidos, Ampollas.

Producto homeopático indicado para activar el mecanismo de defensa, especialmente en enfermedades crónicas, neoplasia, disfunción enzimática, esclerosis múltiple, papilomas, gastritis.

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Es mejor solos

EL PODER DE ESTAR SOLO

Hay un cierto desprecio por la gente soltera -es más con maldad se les dice solteronas- es decir, por los que no se han casado –por a, b, c d, razones-, se les mira como si fueran fracasados o como si estuvieran incompletos. Si son mujeres se les ve con un dejo de pobrecitas, hay que presentarles a alguien para que les haga el favor, si son hombres inmediatamente se les coloca el aparato de mrcn–no digo el nombre para evitar molestias- que mida que tan varones son, ya que si es soltero, a esa edad es sospechosa su virilidad.

Es tal la presión que algunas mujeres que no han encontrado su pareja por distintas razones se desesperan y se meten con el primero que proponga algo, así no cumpla ninguno de los requisitos que ella en el pasado habría tenido en cuenta al elegir pareja. Eso genera más problemas que soluciones, y terminan sufriendo sin necesidad. También algunas mujeres que se ha separado –en algunos casos porque nunca se debieron casar con esa pareja- o simplemente porque fueron abandonadas por ellas o ha fallecido su esposo, tienen que conseguir “alguien” con quien estar “sea quien sea”, no importa si es un jovencito de la edad de su hijo, o una persona que, también, la hacer sufrir, lo importante es que pueda contarles a sus amigas que tiene alguien con quien “matar” sus excitantes deseos o presentar en publico su nueva pareja para no ser blanco de los chismes y de los comentarios mal intencionados.

El caso de los hombres es un poco menos tensionante –dolorosamente esta sociedad sigue siendo machista- pero también se les somete a una critica constante hasta que algunos deciden “casarse” o “juntarse con alguien” sin importar si realmente se le ama o no, pero hay que despejar la duda pronto de la varonilidad.

La verdad no dudo de la necesidad de pareja para algunos. Creo que es normal y que tienen derecho a tenerla y a buscarla, sin miedos y sin complejos pero también creo que es necesario que aprendamos a respetar y aceptar las decisiones de los otros cuando estos deciden vivir su vida afectiva sin pareja.

La soledad aburre pero no traiciona. La soledad no es una desgracia y tiene también sus valiosos espacios. La soledad implica estar libres de algunos compromisos que no siempre son fáciles de llevar, también permite que se sea libre en las relaciones sin tener temor de dañar a nadie que vigila celosamente. Cada ser humano es completo y puede ser feliz sin tener una relación de pareja, ya que no tenerla no implica que no se tenga una vida rica emocional y afectivamente hablando, con amigos, con familiares y con tantas personas que están alrededor.

Uno que decide ser soltero –o que está momentáneamente soltero- no es un enfermo, ni un desgraciado, ni un pobrecito, ni monstruo del cual librarnos. Si fuera cierto esto también lo sería al revés es decir que todo aquel que tiene pareja es bueno, santo, feliz y realizado y tenemos bastantes ejemplos a nuestro alrededor que no nos deja afirmar esto último con tanta severidad. Los seres humanos somos sanos o enfermos aparte de si tenemos o no pareja.

Es claro que esta es un decisión de cada uno. Y que nadie tiene que sentirse frenado a buscar o a no buscar pareja por el comentario o la intromisión de alguien. Cada uno tiene que ser libre de vivir su vida afectiva y de hacerla fructífera en alegrías, gozos y júbilos. Se trata es de ser feliz no de agradar, simplemente, las exigencias de los otros, sabiendo que muchas de esas exigencias son totalmente malsanas.

Me gusta cuando veo algunas personas felices con su parejas. Me encanta cuando algunas personas que se han separado y que han sufrido mucho encuentran con quien compartir la vida pero también me gusta cuando veo que hay gente que ha decidido construir su proyecto de vida sin pareja y se dedica a si mismo y a sus deseos más internos de una manera plena y feliz. Lo importante insisto es que sea fruto de su libertad y se viva en total sanidad. Cuidando su cuerpo, su salud evitando desmanes en excesos de licor, cigarrillo, vicios y libertinaje. La salud es primordial ante todo. Si a la gente no le importa su propia salud, menos van a pensar en la de los demás. Cuando se ven enfermos, o en la desgracia ahí si no estarán presentes como cuando estaban en las farras, fiestas, paseos gastando licor. Haga una prueba, escríbale o llame un amigo para que le preste plata para medicinas o hacer mercado a ver que le contesta. No se extrañe si le hacen una propuesta indecente, que incluya una noche de copas una noche loca para cobrar el favorcito.

Creo que hay temas en los que uno tiene que decidir por uno mismo y punto. Tema en los que nadie tiene que meterse –se escuchan consejos pero se decide íntimamente- ya que están conectados al sentido de la vida y ese es muy personal –y hasta intransferible-. Estoy seguro que ni Dios se mete en esas cosas, ya que el siempre respeta la libertad humana.

Días grises de 24 horas

 DIAS GRISES DE 24 HORAS

Todos los seres humanos tenemos días tristes que parece coloreados con un gris intenso, días nublados en los que no dan ganas de salir de casa y, realmente, no dan ganas de hacer nada. Días en los que estamos más sensibles y nos cuestionamos sobre el sentido, es decir, el por qué y el para qué, de todo lo que sucede y sobre todo de la vida misma.

Son días en los que la tristeza sea hace dueña nuestra y sentimos en el pecho, en los ojos, en la boca, en el corazón, en los tobillos, mejor dicho, en todas partes. Días en los que las palabras son tacañas, difíciles de encontrar y no cumplen su función de ser puente entre lo que tenemos “dentro” y lo que está afuera. A veces, tenemos claro por qué estamos así, conocemos la situación que ha desencadenado esas sensaciones, en cambio otras ni sabemos el por qué, pero eso no hace que neguemos que existen ese cúmulo de sensaciones.

Ya, al inicio, dije que todo pasamos por esos días, todos nosotros los humanos. Porque muchos, como me ven sonriente, con ganas de tragarme la vida, apasionado por cada situación y tratando de ser siempre un portador de esperanza o de ánimo para todo el que encuentro, dudan sobre si tengo o no esos sentimientos; o, simplemente, me conceden poderes “sobrenaturales” que no tengo, ni creo que existan. Por ello, quiero compartirte lo que hago en esos días para levantarme el ánimo, una experiencia mía que pueda servir de luz que pueda iluminarte sobre cómo salir de esa sensación pasajera y volver a la habitual actitud animada y entusiasta:

1. Recuerdo lo bueno que me ha pasado. Me centro en todas las cosas chéveres de mi vida. Hago un recuerdo por todo lo que he disfrutado y gozado. Sabiendo que eso no me lo quita ya nadie, porque lo viví y está en mi corazón, lugar inviolable. No dejo que mis apreciaciones “cáusticas” le quiten brillo a esos recuerdos.

2. Converso con gente que me quiere, me anima y me acompaña. Hay mucha gente que no lo quiere a uno –algunos con razón y otros por envidia o incompatibilidad de caracteres- esa gente –que es muy útil para otros momentos, pues nos hacen ver errores y dicen verdades pesadas, duras, dolorosas, que ayudan- hay que evitarla en esos días. No podemos propiciar encuentros con los negativístas, los “baja caña”, los destructores, a esos tóxicos, vampiros emocionales, egoístas y envidiosos, hay que zafarlos en estos días. Hacerlo sería como juntar fuego con gasolina.

¿Te imaginas, uno medio “depre” y estos entumidos “carboneando” con comentarios más negativos?. Es el momento para hablar con gente que tiene palabras de animo, de fuerza, de gozo, de agradecimiento para con uno.

3. Uso mi disciplina para hacer algo. No me quedo allí. No me encierro. No dejo que la depre tome el control de mis días, no dejo que todo siga oscuro. Hago algo. Lo que me gusta. Lo que me hace estar pendiente de otras cosas. Muchas veces voy a servir y ayudar a los otros, eso siempre es bueno. Hago algo. Por ningún motivo me quedo tirado en la cama. Eso hace el día más gris. Otras veces me pongo a hacer manualidades, maquetas de barcos, o leo uno de los libros de las sagradas escrituras, que tiene para mí una inspiración bárbara.

4. Vivo mi fe. ¿Saben? Es lo bueno de creer. En días como estos mi fe me hace tanto bien. Reflexiono, medito, oro, despierto mi relación con Dios Padre, que me ama y me da todo, sin importar nada de lo que vivo; me trato de ver en los ojos tiernos y firmes del Resucitado que sufrió como sufro yo, pero me enseñó que debemos ser fieles al Padre en todo; y me dejo mover por el Espíritu Santo que me invade, desde dentro actúa en mí y me llena de esa fuerza que requiero para salir adelante. Son días en los que vuelvo a leer y hacer sentir dentro de mi mente y mi corazón al profeta Habacuc, que dice: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas del aprisco, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de mi Salvación. Yahvé el Señor es mi fortaleza.”

Disculpen que les haya hablado de mí; pero eso es lo que hago en esos días tan grises, tan grises. Espero les ayude en algo a salir del gris oscuro de 24 horas que pueden estar atravesando hoy.

Aceptando el dolor

 ACEPTAR EL DOLOR

Nadie puede sustraerse al dolor. Todos, en algún momento, lo experimentamos y nos sentimos al límite de la condición humana con su presencia. Es cierto que no podemos adorarlo de tal manera que lo hagamos la razón de nuestra vida, pues eso nos haría enfermos mentales, insanos emocionales; de otro lado, también es cierto que debemos aprender a “usarlo” como apalancamiento de crecimiento personal. Para esta última posibilidad te planteo las siguientes reflexiones:

Hay que aceptar el dolor. No podemos negar a él. No por decir que: no duele, hacemos desaparecer de nuestro corazón su presencia molestosa. Para qué negar que la partida definitiva de alguien que amamos a la eternidad nos duele; o: que la perdida de una pareja por la que sentimos muchas cosas y con la que hemos luchado tanto no nos hace sufrir cuando todo acaba. Somos seres débiles y frágiles que padecen; y tenemos que aceptarlo tal cual. Por eso, si nos toca llorar hay que hacerlo. Sabiendo que asumir el dolor y expresar lo que sentimos dentro de nosotros nos hace crecer emocionalmente. Cuando algo nos duele, se nos está afirmando la vida y en muchos casos el amor. Eso lo tenemos que asumir como un mensaje interesante y gratificante del dolor.

Entender su razón de ser. Ningún dolor –ni físico, ni moral, ni aún, el que pudiéramos llamar, emocional- aparece por arte de magia. Todo en nuestra vida tiene sus causas y sus fuentes. Entender qué está pasando y por qué estamos sufriendo, nos ayuda a saber cómo manejar mejor la situación. En muchas ocasiones somos nosotros mismos, con decisiones equivocadas, los que le hemos dado vida al dolor y los que debemos aprender a la lección que se esconde tras de él.

Todo dolor es pasajero. Nuestra condición humana nos pone ante la experiencia de lo temporal. Todo pasa. Nada queda eterno en nuestro corazón. Ya sea que desaparezca o que nos acostumbremos a él, la influencia e intensidad del dolor, también pasa. Por eso, es muy importante que cada uno de nosotros lo deje fluir para que pueda irse así como llegó. Esto supone, en algunas circunstancias, ser capaz de enfrentar sus causas con verdaderas soluciones -e inteligentes- soluciones. O, simplemente, entender que su presencia –aunque demasiado fuerte- es lo mejor que nos puede pasar y que ya llegará el momento en que no esté.

Comprender su función. Distingo entre entender y comprender. Entender es captar cómo funciona o por qué se dio. Es tener clara la relación causa y efecto. El comprender supone un acto intuitivo, de poseer de un golpe la razón de ser completa, de ese sentimiento en la vida. Es saber por qué está allí y para qué. Para ello hay que usar algo más que la racionalidad, hay que disponerse totalmente a la captación de esa realidad, esto es, hay que dejar que las emociones, los afectos, el sentido común y todo lo demás participen en esa aprehensión. Razonemos emocionalmente por qué está en nosotros ese dolor. Démonos cuenta que lo que lo causa es lo mejor que pudimos hacer y que no hay nada más.

Vivámoslo espiritualmente. La espiritualidad es capacidad de trascendencia. Es descubrir que nada se cierra sobre sí mismo; sino que se abre y se comunica con lo otro. En términos cristianos, es vivir cada momento desde la relación con Jesucristo, el Señor, y, desde ella, encontrarle un sentido a lo que se vive. El sacrificio de Cristo en la cruz se hace modelo de vida para quien busca entender desde su fe el dolor. No es sólo una desgracia, también puede ser fuente de bendición y de crecimiento. No tienes por qué huirle como si fuera lo peor de la vida. También desde el dolor podemos ser mejores seres humanos

Se trata de crecer y de ser cada vez mejor. No se trata de anclarnos en épocas y momentos emocionales del presente o del pasado, sino dejar que el proceso continúe. Te invito a echar para adelante y a recibir en este momento la bendición del Dueño de la Vida. Te ratifico mi mejor deseo, que la fuerza de Dios esté contigo para que puedas superar todo lo que estás viviendo.

Cambiar de actitud frente a la realidad de un problema

 ACTITUD POSITIVA

 

Los seres humanos muy pocas veces nos detenemos a reflexionar a cerca de nuestra tarea ante las dificultades que, a diario, se nos presentan. A veces nos convertimos en expertos en volver más complicada la vida misma. De hecho la vida tiene muchos afanes que si no existiesen la vida sería un tanto aburrida, pues no ejercitaríamos esa capacidad de resolver las diferentes situaciones adversas de la vida.

No digo que los problemas hacen la vida más divertida, pues eso sería un despropósito, lo que quiero es que cada uno de nosotros pueda ir más allá del problema mismo; es decir, las dificultades se te presentan como retos para resolver, la tarea no es volver más complicada la situación, sino darle solución. Eso requiere que en primer lugar te llenes de calma y no caigas en el desespero al que a veces nos llevan las situaciones, a que mires las posibles soluciones. Tu madurez y, quizás, tu experiencia, juegan un papel importante, pues tendrás que tomar el camino más acertado para llegar a una solución satisfactoria del problema. No soy el único ser humanos con dificultades, esto no quiere decir que “a mal de muchos consuelo de tontos”, ni mucho menos; pero ese es el primer principio para la solución de las dificultades, pues estas deben ser resueltas, no se trata de dejar las dificultades allí como si estas no existieran, ¡hay que resolverlas!, eso es un hecho.

Esta reflexión quiere llevarnos a un cambio de actitud ante la realidad de los problemas que encontramos a diario. Quizá esta no es la última palabra a cerca del modo cómo vamos a darle solución a las diferentes dificultades que hallamos a diario, pero, sí es un buen punto de partida para revisarnos y tratar de ser actores mesurados sin dejarnos llevar por el afán y la desesperación. Si la dificultad no nos pertenece; pero sí nos afecta, debemos tener presente que somos “actores externos”, que entramos a colaborar para dar solución a la dificultad, porque no es nuestro problema. Si no tenemos claro estos puntos seguramente actuaremos de manera equívoca y nos adentraremos en un abismo mental bastante difícil, que nos lleva a considerar que el mundo se nos vino encima y que no hay solución posible. Eso no es cierto, pues estas dotado de las capacidades necesarias para resolver las situaciones que a diario se te presentan. Verás que es necesario tener fe en Dios, nadie puede objetar esto; es necesario que impulsado por esa fe, puedas creer en ti mismo, en que de verdad cuentas con las herramientas necesarias para resolver las situaciones adversas de la vida.

Dios está contigo, eres hechura de sus manos, te ha dotado de lo necesario para salir adelante, no equivoques el camino pues a veces los actos humanos equivocados tienen consecuencias poco agradables. Dios está contigo y te ha dado lo necesario para ser feliz.

 

Hay un tiempo para todo

Hay un tiempo para todo

No todos los momentos son iguales. No todos los espacios son para lo mismo. hay que saber distinguir bien cuando es tiempo para hablar y cuando es tiempo para escuchar, cuando es tiempo para bromear y tiempo para estar serio. también hay que saber cuando es tiempo para callar.

Muchas veces somos imprudentes con nuestros comentarios, en más de un lío nos hemos metido, o metemos a otros, porque no fuimos capaces de saber de saber que era mejor no decir lo que dijimos. No siempre puede uno relacionarse de la misma manera. También hay que saber que existen situaciones en las que la gente está hablando por hablar, en que la única intención es pasar un momento agradable aunque se estén diciendo puras tonterías.

Pilas que no estoy diciendo que eso sea el ideal de la vida, sino que también hay para eso un momento y un lugar. La vida para que sea bien vivida, debe desarrollar dimensiones humanas y estas son múltiples y diversas. es necesario sacar un tiempo para el ocio, para descansar, para recrearse, esto es para salir de las tensiones de todos los días, para no dejarse encerrar por las rutinas y para divertirse un poco; lo que no se puede es quedarse en eso todo el tiempo porque en el otro extremo, a los que se pasan trabajando y amargados todo el tiempo, están los que sólo viven mamando gallo y sin tomar nada en serio. De igual modo hay que invertir un tiempo para trabajar, para producir en cualquier campo, en el que hayas seleccionado para ejercer tu función en la sociedad, pero también hay que sacarle tiempo a compartir con la familia, a estar con ellos, hablar de las cosas que nos pasan, escuchar a los demás, sentir sus necesidades sus deseos y sus miedos. Así como no podemos volvernos inoperantes en el trabajo porque nos echan de ahí, tampoco podemos volvernos esclavos suyos y sacrificar el tiempo de nuestras familias, porque se nos derrumban con un precio muy alto.

¿Porqué son importantes los triglicéridos?

Triglicéridos: ¿por qué son importantes?  Los triglicéridos son una medición importante de la salud del corazón. A continuación, te explic...