ESTOY ESCOGIENDO MI VIDA
Si soy consciente de las dificultades al intuir mi programación desde fuera y/o desde otras instancias introyectadas o no en mí.
Si dedico conciencia, tiempo y energía a escoger lúcidamente en las encrucijadas, estando atento a las alternativas.
Si asumo el dolor de renunciar. O sea, si soy capaz de cortar cordones umbilicales.
Si sospecho que la motivación que me doy no es la única y, posiblemente, todavía no la última.
Si dialogo con la realidad histórica, personal y social, interna y externa, mientras recojo datos iluminadores.
Si se que quieren los otros y como necesito a los otros.
Si puedo frustar a los otros sin sentirme culpable, como puedo frustrarme a mí mismo sin sentirme desdichado.
Si me arriesgo a elegir sin la aprobación del poder o de los poderosos.
Si me amo lo bastante para vivir, al menos un trecho de mi existencia, sin el afecto o los premios de los otros.
Si se mi vida tiene sentido, aunque no lo sienta.
Si soy consciente de que al escoger mi vida sólo estoy eligiendo una vida dentro de una comunidad, de un pueblo, de un universo personal, eligiendo con seriedad y sin dramatismos.
Si sé que solo me puedo equivocar al escoger, si no soy capaz de primero, escoger lo que amo de verdad y, segundo, amar de verdad lo que escojo.
Si al escoger lo que unifica, me experimento yendo en el sentido de mi vida.
Si al sentirme incapaz de escoger, en lugar de pensar que el problema está en todo el entendimiento, lo sitúo en mis sentimientos profundos y en mi experiencia de libertad.
Si me doy cuenta que al elegir vivir no solo hago cosas, sino que genero vida y compruebo que hago algo más que "funcionar”.
Si, al no experimentar ningún tipo de dolor o conflicto, en alguna ocasión intuyo que estoy evitando mi vida situada en esta historia. Elegirla puede ser contracultural.
Si soy consciente de que, al pasar por alto mi cuerpo en la elección, no he hecho una elección verdaderamente espiritual.
Si al escoger mi vida, la percibo como proyecto, proceso, acontecimiento.
Si mi motivación ultima es más fuerte que la muerte.
Si asumo el riesgo de vivir y, después de elegir, no necesito volver constantemente sobre la elección.
Si alejo con paz y lo hago sin miedo; de lo contrario, sólo estaré eligiendo huir de la vida, liberarme del miedo.
Si de una manera no fatalista, tengo la experiencia de ser elegido. De lo contrario, me sería difícil ser contemplativo en mi vida.
Si al escoger mi vida puedo “confirmar” en la historia personal y política mi elección.
Si soy creyente y elijo orientado por las proféticas bienaventuranzas del Jesús de la historia. De no experimentarlo así, no encontraré en ella al Cristo de la fe.
Si, sin retener posesivamente mi vida, puedo entregarla con libertad a una causa, una tarea o una persona.